Publicado el 15 de marzo de 2020 por Leonardo

Vaginoplastia, resolvemos tus dudas

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Traer vida al mundo es uno de los sueños más recurrentes en muchas mujeres, que desarrollan ese deseo de ser madres antes o después, pero que casi todas tienen en algún momento. Pasar por un embarazo no es fácil, y aunque la medicina ha avanzado muchísimo también en este tema, un parto siempre es una experiencia muy intensa, preciosa pero igualmente dolorosa y muy estresante en muchos momentos. De hecho, el parto suele dejar secuelas psicológicas en muchas mujeres, pero también físicas, como la distensión de los tejidos del canal vaginal, algo muy común en partos múltiples o complicados. Es precisamente esa distensión que sufren muchas mujeres lo que las lleva a pasar por quirófano, en muchas ocasiones, para realizar una vaginoplastia, una intervención sin apenas peligro que ayuda a devolver la tensión a ese canal vaginal y favorece la recuperación de la capacidad de contracción de esos músculos.

La vaginoplastia no es tan conocida entre muchas mujeres porque parece casi como un tema tabú todavía esto de que tengamos una intervención en nuestro órgano reproductor. Sin embargo, cada vez son más las que se suman a este tipo de operaciones, que son muy sencillas de realizar y que nos hacen ganar en calidad de vida, sobre todo en aquellas mujeres que han pasado ya por varios partos y que notan que sus músculos vaginales ya no funcionan como antes. Para solucionar todo eso está la vaginoplastia, que además ayuda a aquellas mujeres que, sin haber tenido hijos, cuentan con cualquier tipo de malformación en la zona o distensión de esos músculos, mejorando en mucho su calidad de vida, incluso en su capacidad para disfrutar del sexo, gracias a este tratamiento del que ahora te vamos a dar todos los detalles.

Qué es una vaginoplastia

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Se trata de una sencilla intervención de cirugía de rejuvenecimiento vaginal, que trata de corregir la distensión de los músculos de esa zona, ya sea provocada de forma natural, por partos o por la propia edad de la paciente, o por alguna malformación o defecto que la paciente quiera solventar, para ganar en calidad de vida. Es una operación sencilla con sedación, que permite que la paciente ya esté fuera el mismo día que se realiza, y que no conlleva prácticamente ningún riesgo, y en la mayoría de casos ni siquiera deja cicatrices, por lo que cada vez son más las mujeres que se animan con esta cirugía en algún momento de su vida adulta.

En qué consiste la operación

La vaginoplastia es una pequeña operación de cirugía de rejuvenecimiento que tiene como objetivo solventar la distensión de los músculos vaginales, para hacerlos más estrechos y permitir que recuperen la capacidad de contracción como antes de pasar por un parto. En realidad, se pueden dar muchas situaciones para llegar al punto de necesitar una vaginoplastia, pero las más habituales son los partos múltiples, la deformación natural de esos propios músculos o su desgarro continuado por la propia edad. La intervención se lleva a cabo de forma sencilla con sedación y suele durar poco tiempo, ya que supone apenas unos pocos cortes, cerrando los músculos de esa zona y permitiendo que recuperen su fuerza y su elasticidad natural.

Se dota así de fuerza a las paredes vaginales, que al ser más estrechas también pueden provocar ahora más placer y satisfacción en la paciente. Se recupera igualmente el control sobre la vulva, algo que viene muy bien en edades avanzadas para seguir en forma en su suelo pélvico. La intervención se puede realizar a cualquier edad y de hecho es muy importante para ganar calidad de vida en ese sentido, porque apenas lo notaremos al principio, pero conseguiremos recuperar mucha elasticidad y fuerza en la zona, algo importante de cara al futuro. Muchos ginecólogos, de hecho, animan a las mujeres a realizarse esa intervención quirúrgica, al ser muy liviana y ofrecer tantos beneficios.

Recuperación y cuidados

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Como decíamos arriba, la intervención no suele dar mayores problemas, ya que es muy sencilla y se lleva a cabo en un periodo de tiempo muy corto. Ni siquiera necesita hospitalización, solo un rato de quirófano y sedación para evitar el dolor. La paciente puede regresar a casa el mismo día de la intervención, y tendrá que llevar a cabo un tratamiento de recuperación durante los siguientes días, para adaptarse a ese pequeño cambio en su vagina, que sin embargo, se demostrará muy importante a través de los días posteriores. Las molestias suelen ser habituales durante las 48 horas posteriores a la operación, y dependiendo del caso, pueden ser más fuertes o más livianas.

Lo más habitual es que, si el dolor es fuerte, lo tratemos de frenar con analgésicos. También es conveniente guardar reposo durante unos días, e incluso puede ser muy apropiado colocar hielo o algo frío al menos sobre esa zona, lo que hará que el dolor se calme. Normalmente, esas molestias vienen producidas por la propia hinchazón de los músculos de la vagina, después de haber sido operados. Sin embargo, no debería ser lo habitual después de cuatro o cinco días. Si el dolor continuase, visitaríamos a nuestro médico para comprobar que todo vaya bien. La sensación de malestar debería ser cada vez menos intensa hasta dejar de percibirla.

El proceso de asimilación

Dependiendo de la situación que haya vivido la paciente, el cambio será mucho más importante o simplemente se recuperará un poco de lo que ya se tenía antes. El mayor agarre y a la vez flexibilidad de las paredes vaginales que se consigue tras la vaginoplastia nos permitirá disfrutar más del sexo, tanto nosotras como nuestra pareja, además de tener un mayor control de esos músculos, del propio suelo pélvico. Gracias a esto, ganaremos en calidad de vida y podremos volver a disfrutar de cosas que creíamos perdidas. La asimilación dependerá de cada paciente, pero suele ser liviana en la mayoría de los casos, sobre todo si la chica es todavía relativamente joven.