La mente humana es un intrincado y complejo manojo de ideas, conceptos abstractos y explosiones bioquímicas que son capaces de conseguir un desarrollo tan espectacular como para hacer de nosotros, uno de los animales más frágiles del planeta, los dominadores de todo el mundo. La inteligencia nos ha permitido llegar adonde estamos en la escala evolutiva y no solo eso, sino también entender nuestro lugar y ser capaz de reflexionar siempre sobre él. Sin embargo, entre esa maraña cerebral también hay lugar para otros procesos menos halagüeños, como los miedos indiscriminados, esos que no sabemos de dónde provienen.
Hay miedos que son básicamente barreras de seguridad que nuestro organismo ha puesto ahí para evitar nuestra muerte. El miedo a las alturas o a la oscuridad tienen razones atávicas y explicables, pero el miedo al sexo, por ejemplo, es absolutamente inexplicable desde un punto de vista genérico. De hecho, se supone que la misión biológica del ser humano es reproducirse. ¿Cómo íbamos a tener miedo a finiquitar lo que hemos venido a hacer a este planeta? La explicación, por supuesto, tiene que ver con lo complejo de nuestro pensamiento y con la manera en la que desarrollamos nuestra propia concepción personal del sexo, el placer y todo lo demás.
Los complejos, una de las causas principales
Parece que una de las principales causas de este miedo al sexo, a las relaciones completas, son los complejos. Hemos crecido en una sociedad que nos pone frente a un espejo casi inalcanzable de perfección con el que siempre nos estamos comparando, y eso hace que sea complicado afrontar algo tan importante como el sexo con confianza y con ganas, porque siempre estamos pensando en qué pasará si no damos la talla, si la chica o el chico con el que estamos acaba riéndose de nosotros por nuestro cuerpo, por nuestra experiencia… Es una pescadilla que se muerde la cola porque al final, el sexo solo se mejora con el sexo y si le tememos y no lo practicamos, difícilmente llegaremos a dominarlo.
¿Has sufrido algún trauma relacionado con el sexo?
Otra posible explicación psicológica tiene que ver con los traumas infantiles o juveniles en relación con el sexo. Los expertos arguyen que este tipo de traumas, que dejan una profunda marca en nuestro cerebro, de manera consciente o inconsciente, pueden germinar en miedos aterradores hacia ciertas cosas. Si has sufrido un ataque sexual en tu juventud o hasta vivido alguna situación en la que finalmente hayas visto el sexo como algo malo, aterrador o desaconsejable, esa idea se ha podido expandir en tu cerebro y llegar a provocarte un miedo que en tu adultez se convierta en una barrera casi infranqueable.
La presión de tu pareja no hará más que dificultar las cosas
Si esta situación se hace recurrente, debes ser consciente de que la solución solo llegará con calma, con tranquilidad y analizando seguramente con un profesional lo que te ocurre, para llegar a la raíz del problema y solucionarlo. En muchas ocasiones, sin embargo, lo que las personas con miedo al sexo se encuentran es rechazo y burla incluso por parte de su propia pareja, algo que añade una presión extra a un problema ya de por si complicado de solucionar. Es por eso que la comprensión de la persona que tenemos al lado es tan importante, indispensable incluso, para darle una buena solución a lo que nos ocurre.
Tener paciencia y empatía es indispensable para solucionarlo
Eso se llama empatía, saber ponerse en el lugar del otro y ser capaz de entender por lo que está pasando, incluso cuando nosotros mismos no hayamos pasado por ello. La paciencia también es importante en este sentido porque este tipo de problemas más graves no se solucionan de la noche a la mañana. Si tenemos a nuestro lado a alguien que de verdad nos quiere y nos apoya, no dudará en ayudarnos en todo lo posible y acabará por sostenernos cuando peor estén las cosas, para que cuando logremos recuperarnos, la felicidad juntos sea aun mayor y entendamos lo que hemos sido capaces de superar juntos.
Terapia para parejas, el lugar donde puedes encontrar una solución al problema
Hay personas que están muy preparadas y especializadas en este tipo de miedos, tanto psicólogos como sexólogos, y son los que mejor nos van a poder ayudar en estas situaciones. De hecho, también llevan a cabo terapias de pareja para que no estemos solos ante esa situación sino que contemos siempre con el apoyo de la persona que tenemos a nuestro lado, de nuestra pareja. Estas terapias están enfocadas a encontrar la raíz del problema y solucionarlo de la manera más eficaz posible, dentro de un tiempo prudencial, por supuesto, para que todo vuelva a la normalidad.